miércoles, 29 de enero de 2014

Estor fácil

Soy una mamá novata pues sólo cuento con dos años de experiencia en estas labores, pero empiezo a creer que si hay algo que puede sacar de sus casillas hasta a los padres más aventajados, es que los niños no coman. Tengo que reconocer que yo he llegado a llorar de la impotencia de ver que mi hijo me ganaba a cabezón batalla tras batalla por la comida(la "guerra" aún espero ganarla!!)Si a esto le unimos que al niño le basta cualquier mínima disculpa o distracción para hacer un escapismo de su trona, apaga y vámonos!

Por ése motivo me vi obligada a coser algo que nunca habría imaginado, pues con lo práctica que me considero, sería algo que hubiera comprado hecho sí o sí: Un estor para la cocina.

Resulta que a veces, a la hora en la que suele comer el pequeñajo, entra un inoportuno rayo de sol por la puerta de la cocina que como no podría ser de otro modo por la ley de Murphy, da directamente en su cara. Éso, el poner la cara fea y el escaparse corriendo de la trona para no comer es todo uno. Así que un día cansada de estar dos horas tratando de que el niño permaneciera en su trona y comiera,  agarré del cuello a mi "yo resolutivo" dispuesta a comprar un estor para acabar con el problema. Tenía ya varios modelos fichados por internet cuando el padre de la criatura me echó un jarro de agua fría por encima al decirme: "¿has comprobado que podamos hacer agujeros ahí? mira que las tuberías de la calefacción pasan por ese lado...". Efectivamente, como siempre, tuvo razón y al pasar el aparato que comprueba si hay o no tubos, se puso a pitar como un loco. Adiós a mi estor...

Aún así, como la cabezonería del niño viene por rama materna, estuve unos días estudiando una solución alternativa para tapar esos molestos rayos de sol y llegué a esta solución: poner una barra de presión con la que no tuviera que hacer agujeros. Por si no lo sabéis, ya os digo yo que con esa solución puedes poner cortinas pero no un estor por el tema del recogido, pero como lo que tengo es una puerta que abro y cierro mil veces al día, el tema de andar apartando la cortina a cada rato no me convencía. Así, decidí hacerme un estor que estuviera recogido todo el día sin molestar y que pudiera bajar a la hora de comer. Esto es lo que quedó:

Es un estor sencillo que tengo que enrollar a mano y que recojo con tres tiras blancas cosidas por la parte de atrás de la tela, a las que sólo tuve que poner un ojal en la parte de abajo y un botón cosido a la parte delantera de la tela.



La tela la compré en Ikea y lleva una barra ligera de madera para hacer algo de peso y darle forma en los bajos cuando está desenrrollado. No hay más complicación.



Un estor casero y poco sofisticado, pero que me resuelve el problema los días en que el sol colabora para hacer del hecho de comer una batalla campal ;-)

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